Te acuerdas cuando deliveradamente tus amigos del cole no te hablaban?
Hacían como que no te veían? Recuerdas qué sentiste?
Ahora piensa que eso se lo hagan a tus hijos?? Se lo harías tú?
La famosa ley del hielo no es otra cosa que INDIFERENCIA, sólo que en otro contexto.
Ponte en estas situaciones…
* ausencia total de gestos amorosos
* largos y densos silencios
* tratos como si fueras trasparente
Ahora siéntelas todo tu día, todo el tiempo…
Sabes qué genera esto…?
Sentir que el espacio vital que ocupas sobre la tierra no existe, vivir en un estado de degradación constante.
Resulta que no importan tu presencia, tu opinión o tus sentimientos.
Y eso es de lo más duro que puede haber para el ser humano.
Finalmente qué logra esto? Mata al amor. El propio.
Pero es peor de como se dibuja en esas simples frases.
La indiferencia, según estudios, genera lo siguiente…
– Provoca una fuerte tensión mental, constante tensión mental. No recibimos respuesta a nuestro intento de conexión con la otra persona, lo que nos impide «leerla»; y nuestra mente de todas maneras hará el esfuerzo por descifrar lo que sucede con la información que tenga. Una y otra vez, de manera constante. Y la búsqueda constante de nuevas respuestas finalmente nos llevarán a la ansiedad y estrés, produciendo tensión mental.
– Te confunde. Un estado constante de indiferencia rompe con una ley de la naturaleza. La ley de acción y reacción. Si actuamos de alguna manera «x» esperamos una reacción «y». Aunque recibamos «z»; la naturaleza siempre presenta una reacción y es confuso y desgastante asimilar la ausencia natural de ésta.
– Daña tu autoestima. Si no hay respuesta, es por qué no valemos lo suficiente como para que se dé? Eso podemos llegar a pensar luego de constantes situaciones como éstas, producto del estado emocional debilitado.
Luego de lo que te contamos… seguirás jugando a la ley del hielo?
Mientras decides, buscaremos el modo de contrarrestarla.
Nos leemos! Aixs
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